Una selección de libros de temática LGTB

 
¿LGTB? Sí, Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales. He hecho una selección de mis libros favoritos de esta temática, según lo que me hayan aportado y/o ayudado durante mi vida. En determinadas circunstancias, a falta de educadores y modelos a seguir, un libro puede ser el faro de guía hacia esa meta, tan difícil en ocasiones, que es quererse a uno mismo y hacerse respetar.
 
Ya os hablé sobre La Historia Particular de un Muchacho en un post sobre mis influencias literarias. Os contaré un secreto, en cuanto la terminé, fui a por su segunda parte, La Hermosa Habitación está Vacía, y gracias a él, supe por primera vez de los altercados de Stonewall, en los que años más tarde se basaría mi relato "El Arcoíris y el Ruido". En este relato, aparece un personaje llamado Edmund. Y sí, es escritor.
 
Ese mismo año leí Lestat, el Vampiro, y supuso un shock encontrarme una novela donde el personaje molara tanto y mantuviera relaciones con otros chicos. No era el perdedor, ni el acosado, ni el atormentado. Lestat era libre, inmortal y cantante de rock.
 
Cuando entré en la veintena descubrí una autora que me fascinó, Poppy Z. Brite. Me leí con ansia todo lo que había publicado: historias de vampiros, de fantasmas y de psicópatas, todas repletas de atmósfera punk y homoerótica. Años después, Poppy se calmó y publicó una saga sobre dos cocineros que, además de tener un restaurante en común, son pareja. Para esta selección, cojo el primero de esos libros: Liquor. Lo que más me gusta de Rickey y G-Man, los protagonistas, es lo reales que son. Tíos normales, a los que les gusta ver la tele, jugar a la consola, hacer lo que hace todo el mundo, y que se defienden el uno al otro con uñas y dientes porque, al fin y al cabo, de eso se trata el amor.
 
El cuarto libro para esta selección es Cuerpos Descosidos, de Javier Quevedo Puchal. Javier es buen escritor y amigo, pero (¡lo siento!) no he leído sus dos primeras novelas, que son abiertamente de temática LGTB. Sí que me sorprendió de esta historia de terror, la normalidad y el cariño con la que los lectores la acogieron, a pesar de que la trama principal también gira entorno a una relación homosexual. Ahí Javier dio con la tecla: cuando las cosas se hacen con corazón y honestidad, desaparecen las etiquetas. Algo parecido vi en El Misterio de Nicole Delacroix de Mado Martínez. La historia resultaba magnética y fascinante y no tenía una relación sentimental heterosexual, sino lésbica.
 
Mr. Clive y Mr. Page, de Neil Bartlet, es una historia compleja y bellísima, sobre la relación (platónica o no) entre un caballero de la alta sociedad y el dependiente de unos grandes almacenes. Envuelta en misterio y plagada de omisiones, te hace sentir en primera persona el temor a ser perseguido debido a tu orientación sexual.
 
Y como ejemplo de literatura transexual, me quedo con el reciente cuento El Pirata Carabarco, que explica de forma amena y clara lo diversos que somos todos, que al fin y al cabo todos tenemos diferencias y que lo importante es ser pirata.
 
¿Os creíais que me iba a olvidar? En octubre, claro que sí, saco mi próxima novela, El Último Año en Hipona, donde he intentado aplicar todo aquello que estas historias me han enseñado. Un adelanto: San Agustín de Hipona es un internado en el que meten a los niños afeminados para convertirlos en hombres de verdad. Es un lugar donde se entremezclan el miedo, el descubrimiento sexual y el amor. ¡Qué ganas tengo de que pase el verano para que podáis leerla!

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