¿Existe la Literatura "con L mayúscula"?

 
Cada vez que surge el debate de si todos los libros se pueden considerar literatura o si, por el contrario, existe una "gama alta" de literatura, exclusiva para autores que han llegado a la cima de la intelectualidad, me encuentro con personas que defienden con uñas y dientes tanto una como otra postura. Están los lectores que no consienten que llamen "literatura menor" a sus libros favoritos. ¿Qué sería de un autor sin sus lectores? De hecho, ¿qué sería de la literatura (ya sea con L mayúscula o minúscula) sin los lectores? ¿Las personas que consideran que hay ciertos libros que no son literatura están menospreciando la inteligencia y el gusto de los lectores? Por otra parte, están los lectores que saben reconocer dónde hay un buen libro, los que son críticos con lo que leen y no admiten comparaciones entre ciertas obras u otras. Con los autores ocurre lo mismo, los hay que escriben para entretener a sus lectores y otros que escriben con la intención de crear y aportar algo al (tan subjetivo) mundo del "arte".
 
A lo largo de mi vida, tras leer mucho y escribir algo, no tanto como lo que he leído, he ido comprobando lo que cierto crítico, no recuerdo cuál, dijo sobre la literatura: que es como la comida. Que a veces está bien comer en McDonalds, que es rápido y gusta, que en otras ocasiones no hay nada como la comida casera de una de madre, hecha a fuego lento y con mimo, y que en otras, por qué no, viene bien darse un capricho "de autor" y cenar en un restaurante de algún Chef de renombre. Claro está, tenemos que educar nuestro gusto para saber qué es lo mejor (y yo diría que también para saber qué es lo peor) de cada restaurante.
 
Desde aquí lanzo entonces una pregunta: si los libros que sueles leer fueran un restaurante, ¿qué restaurante sería? ¿Lees siempre este tipo de libros? ¿Comes siempre en el mismo lugar en la vida real? Si no es así, ¿por qué lees, dado el caso, siempre lo mismo?
 
Revisando mis lecturas del año 2013 encuentro de todo un poco: 9 libros "de gran Chef", 6 de "restaurante infantil", 7 libros de "comida casera" (autores independientes, editoriales pequeñas) y 2 de "comida rápida". No está mal, revisar lo que leo es una manera de controlar el "colesterol literario". Pero claro, está también la cuestión de que quizás yo piense que determinado libro es de "cómida rápida" y otro lector no lo vea así, o viceversa. ¡Si es que este tipo de reflexiones dan para más de un post!

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